No es fácil, Señor, ser coherente con lo que creemos y
vivimos en estos tiempos tan complicados que nos ha tocado vivir, pero es
cierto que es ahora cuando el mundo que nos rodea más necesita de esta
coherencia. Señor, danos la fuerza suficiente para ser luz del mundo y sal de
la tierra en nuestros ambientes cotidianos, que seamos ejemplo vivo de que otro
mundo es posible, de que Tú estás con nosotros. En este otoño, concédenos el
don de saber desprendernos de lo que nos ata y entorpece nuestro camino de
conversión, y así, servirte y amarte a
manos llenas de tu amor y misericordia. Día a día, en mi vida cotidiana, me
comprometo a pensar antes de actuar, a sentir antes de juzgar, a amar antes de
condenar, a servir antes de exigir…
No hay comentarios:
Publicar un comentario