Señor, ante las dificultades dame la fuerza suficiente para
no hundirme.
Siento muy dentro de mí que la vida es más de lo que me han
contado, experimento una y otra vez esa fuerza interior que me dice: ¡Adelante!
Eres Tú Señor, lo sé, nunca nos abandonas ante el peligro y las dificultades.
El horizonte me invita a caminar, a seguir hacia adelante,
en el desierto de mi vida tengo que ser capaz de escuchar tu voz y tener la
certeza de tu amor y tu apoyo para, desde lo más seco y árido de mi desierto,
alcanzar la meta que me tienes preparada.
Guía mis pasos, ayúdame en mis decisiones y atiéndeme en los
momentos de crisis. Estoy en tus manos, haz de mí lo que quieras porque soy
tuyo.